Por otra parte, en la actualidad la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) está evaluando la propuesta de recategorización, ampliación de sus áreas y sustracción de la RFRPN, presentada en el año 2018 por la Alcaldía Mayor de Bogotá.

De acuerdo con lo anterior, el 19 de noviembre de 2019, el Consejo Directivo de la CAR recibió de parte de la Corporación, el concepto técnico sobre la solicitud para restar áreas significativas de la reserva (solicitud de sustracción) presentada por la Alcaldía Mayor de Bogotá. Con este concepto técnico, el Consejo Directivo de la Corporación podrá pronunciarse de fondo sobre la solicitud de sustracción referida, cumpliéndose de esta forma con la orden judicial que había impuesto plazo perentorio para emitir dicho concepto (CAR, 2019).

En dicho concepto, el equipo de profesionales conformado para este fin, presenta las consideraciones y valoraciones técnico ambientales y legales sobre la solicitud de sustracción de la Reserva para la ampliación de tres vías (Carrera 9, Avenida Boyacá y Avenida Suba – Cota). El concepto técnico concluye que no es posible recomendar este proceso de sustracción, ya que los elementos para el estudio, allegados por la Administración Distrital son insuficientes e incompletos; siendo necesario complementar y perfeccionar varios tópicos esenciales, incluido el de participación ciudadana (CAR, 2019).

De otra parte, la alcaldesa electa de Bogotá firmó un compromiso ambiental por Bogotá, antes de ser elegida, en el cual se compromete a “retirar o solicitar dejar sin vigencia, si es el caso, las solicitudes de realinderación y sustracción de la Reserva Thomas van der Hammen radicadas por la Alcaldía ante la CAR y avanzar en la implementación de su plan de manejo ambiental (Acuerdo CAR 021 de 2014) de conformidad con las metas y plazos de su 23 proyectos. Priorizar la ejecución de la vía Suba - Cota, en concordancia con el Plan de Manejo y adoptar alternativas que mejoren la conectividad física y biótica en las vías que se ampliarán, como la Autopista y la Séptima” (Compromiso ambiental por Bogotá, 2019).

Así mismo, el Programa de gobierno de la alcaldesa electa propone “avanzar con con la primera etapa de restauración de la Reserva Thomas van der Hammen” (López, C. & Equipo Programático, 2019)

Con el fin de contrarrestar esta problemática y evitar la inminente pérdida de la biodiversidad asociada a este ecosistema, en 1993 se inició un proceso de iniciativa ciudadana orientado a la defensa, recuperación ecológica, conservación y manejo sostenible de este humedal y los demás ecosistemas que hacen parte de su microcuenca (quebrada La Salitrosa, cerro La Conejera, bosque Las Mercedes y río Bogotá) (Galindo, 2015). Este proceso fue liderado por la Fundación Humedal La Conejera con el apoyo de otras entidades y organizaciones de orden nacional e internacional y estuvo enmarcado dentro del Plan de Manejo Ambiental formulado para este humedal (Galindo, 2015).

Gracias a este proceso se logró frenar la degradación de estos ecosistemas, ocasionada por procesos de construcción de viviendas y de transformación de éstos en parques recreativos. Para el caso del humedal La Conejera las acciones implementadas para su recuperación ecológica fueron fundamentales para el restablecimiento de algunas de sus funciones ecológicas, lo cual permitió redirigir el ecosistema hacia trayectorias más deseables, favoreciendo su conservación y la preservación de su biodiversidad asociada (Galindo, 2015).

En la actualidad el humedal es administrado por la Empresa de Acueducto de Bogotá y por la Secretaría Distrital de Ambiente y cuenta con la Red Conejera, que está conformada por vecinos de la microcuenca del humedal.

De otra parte, en el año 2019 en un fallo del Tribunal Administrativo de Cundinamarca el humedal La Conejera fue reconocido como sujeto de derechos.

En este humedal se han registrado 115 especies de aves, dos especies endémicas de los humedales de la región altoandina colombiana (Rallus semiplumbeus y Cistothorus apolinari) y tres subespecies endémicas (Oxyura jamaicensis andina, Porphyriops melanops bogotensis y Chrysomus icterocephalus bogotensis). Algunas de estas especies se encuentran amenazadas y en peligro de extinción. Así mismo, alberga especies de aves de bosque igualmente endémicas de la cordillera oriental Colombiana, entre ellas Synallaxis subpudica. De igual forma, en este ecosistema es posible observar especies migratorias boreales (Anas discors, Pandion haliaetus, Porzana carolina, Tringa solitaria y Empidonax alnorum, entre otras).

Debido a las especies de aves prioritarias para la conservación que alberga este humedal, ha sido declarado como Área de Importancia para la Conservación de Aves Acuáticas (AICA) (Galindo, 2015).

De acuerdo con la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio (2005), este ecosistema provee diferentes servicios ecosistémicos, entre ellos:

• Regular los flujos hidrológicos (recarga y descarga de aguas subterráneas).

• Purificar el agua y tratar residuos (retención, recuperación y eliminación de excesos de nutrientes y otros contaminantes).

• Soportar las cadenas tróficas.

• Regular el clima a través de la captura de gases de efecto de invernadero. A nivel local y regional influye sobre la precipitación, la temperatura, etc.

• Controlar las inundaciones.

• Retener sedimentos y acumular materia orgánica.

• Ser hábitat para la vida silvestre, lo cual le permite albergar una diversidad biológica singular, con especies endémicas e "indicadoras" del estado y calidad del ecosistema.

• Proporcionar importantes beneficios estéticos, educacionales, culturales y espirituales, así como una amplia gama de oportunidades para la recreación y el turismo de naturaleza.